viernes, 11 de mayo de 2012

Un día de ira

El tiempo parece funcionar a un ritmo distinto cuando sientes dolor.

Los días parecen convertirse en semanas, las semanas en meses, y cuesta recordar que un día caminabas tranquilamente por la calle sin ser consciente de tu propia suerte.

Llevaba semanas soportando el dolor causado por una inflamación de las vértebras y pensando que si algo me quedaba como consuelo es que era dificil que emporara si no hacía nada que lo provocara, pero me equivoqué; al día siguiente me levanté con la casi totalidad de la espalda contracturada; hasta el simple hecho de respirar parecía dolerme.

Aquel día era miercoles.
Por primera vez en muchos años estaba sóla en casa; mi novio estaba de viaje y yo ni siquiera sentía su falta, y mientras caía la noche sentí explotar algo dentro de mí, y lloré de rabia, de dolor, de impotencia y amargura hasta que observé la patética imagen que me devolvía el espejo.
Bajé a la calle dispuesta a tirar la basura, y esperando tal vez poder tirar dentro de ese contenedor algo mas que residuos y sentir algo de paz.

Pueblo viejo de Belchite.

Sólo diez pasos para alcanzar los contenedores.
Un pájaro se me caga encima e instintivamente entrecierro los ojos y observo el cielo oscuro esperando ver el rostro de alguien partiéndose de risa allá en lo alto.

Tiro la basura, y todavía apreciando el magnífico olor de los desechos una pareja de jóvenes con traje me cierra el paso.

- Buenas noches -me dicen exhibiendo una blanquísima y perfecta dentadura-
- Buenas noches... lo siento pero es que....
- Alguna vez has hablado con Dios.
- Nunca he tenido ocasión de verlo para charlar con él, pero os aseguro que me encantaría conocerlo.
- No querrás que nuestro señor se te presente aquí, a ti precisamente, el señor es omnipresente, no necesita estar aquí para que hables con él.
- Llámame loca, pero no voy a hablar con alguien a quién no puedo ver.
- Si lo haces te ayudará con todos tus problemas y serás feliz por primera vez en tu vida.
- ¡Genial, me has convencido! ¿llevas un formulario? ¿dónde firmo?
¿Y tu Dios me buscará trabajo si pierdo el mío, hará que me olvide del dolor que apenas me deja andar, me devolverá la ilusión por la vida? ¿Hará acaso que deje de lloverme mierda del cielo? -digo mientras vuelvo a mirar el cielo-
- Cada uno tiene su propia lucha, no puede hacerlo todo por ti. Recuerda que él te creo.
- ¿Que él me qué?
- ¿De verdad crees que todo ésto nació de una explosión?
- ¿De verdad crees que esto lo creo un... alguien?
- ¿Cómo se crea este banco de madera? Tu vida debe ser muy triste pensando que una vez que mueres no hay nada.
- Perdona... ¿Y de qué iglesía decís que sois?
- De la iglesia de Jesucristo. Fundada en 1829 por Jonh Smith.
- Bonita secta -ambos sonríen, desearía escuchar lo que piensan de mí en ese momento-
- Hemos incluso convencido y ayudado a gente mucho peor que tú, no pierdes nada en escuchar.
- ¿Gente "mucho peor que yo"? ¿pero eso es posible? no ireis ahora a rezar por mi alma envenenada y condenada, ¿verdad?
- Sólo tu puedes pedirle a Dios que perdone tus pecados.
- Os dejo la tarea a vosotros, que parece que tenéis mas tiempo libre.
- Si nos acompañas, podrás ver el paraiso junto a nosotros.
- Esto.... ¿me estáis proponiendo algo indecente? os advierto que además de mala sangre no es mi mejor día.
- No, no, tranquila, jamás se nos ocurriría.
- ¡Cómo que jamás se os ocurriría!
- El paraiso que te ofrecemos no tiene fronteras ni límite, si pudieras verlo jamás podrías rechazarlo -Contestan mientras ponen en práctica una sonrisa perfectamente ensayada-
- Habéis estado a punto de convencerme; os doy las gracías sinceramente, me habéis alegrado la tarde -les respondo mientras río-, pero tengo que irme, este olor a basura no me está dando precisamente hambre, y quisiera deshacerme del precioso regalo que el cielo acaba de ofrecerme.