lunes, 10 de mayo de 2010

La DGT

Ahora ya puedo decir por experiencia propia, que el examen teórico preparado por la DGT (Dirección General de Tráfico, por si alguien no lo sabe) para establecer unos conocimientos mínimos de las normas de circulación no es mas que una patochada.

Primero porque mas que un examen para comprobar los conocimientos que interesan parece que sea una mezcla de examen de comprensión, de gramática y de aptitudes psicológicas, porque las preguntitas se las traen. Pasamos de las que tienes que leer cuatro veces para encontrar una puñetera diferencia entre las tres respuestas, buscando comas, puntos y preposiciones adecuadas, a aquellas que cualquiera que no estuviera demasiado flipado o con dos dedos de frente acertaría sin duda, la verdad es que llega a resultar vergonzoso. A esto sumamos que hay que aprenderse un montón de datos que rozan el absurdo y que en la práctica vas a olvidar tan pronto como apruebes el dichoso examen porque no los vas a tener que utilizar nunca, o si los necesitas te vas a tener que informar al respecto porque en la mayor parte de los casos, no lo vas a recordar.

Estoy de acuerdo en que algún tipo de examen hay que hacer para de esta manera obligar a la gente a que al menos se lean el código de circulación y tengan unos conocimientos básicos y mínimos, pero desde luego esta no es la mejor manera de conseguirlo.

Sea como sea, el trámite ya está superado, y ahora toca enfrentarse al saca-pastas de las clases prácticas, pagadas a un precio tan abusivo que se podría pensar que proporcionan algún tipo de servicio o sustancia ilegal.

Sacarme el teórico me jodía por tener que aprenderme tanta chorrada e invertir tiempo en algo que hoy ya puedo decir que he olvidado, pero creo que me va a doler mas pagar una clase de 45 minutos a mas de 37 euros.

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